miércoles, 19 de diciembre de 2007

CRONOPIOS, 30 de Octubre, 2007. ¿El último?

IGNACIO RAMÍREZ
CRONOPIO
(Bogotá, 1944 - Bogotá, Diciembre 19, 2007, de madrugada - "Aún hay más ...")

Martes 30 de octubre de 2007 — http://cronopiosdiariovirtual.blogspot.com/
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Hugo Ruiz

A propósito de la publicación en Cronopios del más reciente capítulo de la serie Hombres y mujeres de palabra, donde recordamos la importante tarea literaria del escritor Hugo Ruiz (el domingo anterior), el escritor Carlos Orlando Pardo afirma que “La Casa sí existe y ahora se llama Los días en blanco, terminada definitivamente hace pocas semanas". Carlos Orlando envía demás el texto que publicamos a continuación.

LOS DIAS EN BLANCO
SIN HUGO RUIZ
Carlos Orlando Pardo
Escritor colombiano


Nada más aleccionador que el ejemplo del escritor Hugo Ruiz frente a las noticias dadas por los médicos sobre la proximidad de su muerte. Recibió el anuncio de los especialistas en cáncer con una tranquilidad pasmosa como si alguien le dijera de un dolor pasajero y no se ha arrepentido ni un minuto de haber fumado incansable por más de medio siglo porque había disfrutado con sus cigarrillos hasta la saciedad. Tampoco se le ha hecho difícil abandonar de un momento a otro su consentida actitud con el alcohol en una bohemia permanente debido a la radio y a la quimioterapia, ni le fue traumático el diagnóstico final cuando le advirtieron de la necesidad de cortarle la lengua. Asumió que podría durar más largo tiempo al especulado por los médicos y que sólo deseaba darle otros retoques a la novela que le duró por más de 30 años, escribir una segunda para la saga soñada de la trilogía y dedicarse a releer a los de su generación que veía opacada cuando allí podían rescatarse no pocas novelas de mérito.

Cuando supimos por él no sin cierto humor negro que había cambiado de pronto de signo en el horóscopo porque ya no era capricornio sino cáncer, no sólo quedamos realmente disminuidos sino en el fondo con una estremecedora desazón y desconsuelo. Al otro día, al atardecer, lo vi en la pizzería con los ojos perdidos en el parque, una cerveza recién empezada sobre su mesa y el eterno cigarrillo en los labios. Al acercarme me pareció que no miraba a ningún sitio y que estaba disipado en el territorio de su pasado o en la búsqueda angustiosa de un futuro incierto, pero no se trataba de ninguna de las dos. Me dijo invitándome a la mesa con una sonrisa complaciente que acababa de encontrar la imagen para redondear un personaje, el hijo del cochero, en su tan largamente esperada novela a la que entregó devoto y por períodos largos pero no continuos por lo menos tres décadas. Por una u otra disculpa con argumentos parecidos se dio a la tarea de la perfección, al miedo de verla terminada para no deshabitarse, al temor que seguro le despertaría la indiferencia o de manera simple porque le daba la gana de pasársela en esas. Lo realmente proverbial ha estado en su ánimo nunca flaqueante como si le acabaran de anunciar un resfriado y con un nada forzado optimismo de saberse vencedor en cuatro o cinco meses frente a la noticia del patólogo. Por Álvaro, su hermano médico, nos enteramos en las conversaciones diarias que ese es más o menos el tiempo que tiene para su fecha de vencimiento en esta tierra.

Una generación recortada

Con Hugo, poco antes de la noticia y aún después de ella, conversamos sobre cómo había empezado a encogerse la generación que llegara después de García Márquez por la muerte de Roberto, su hermano escritor, Eutiquio Leal, Humberto Tafur, Arturo Alape, Jairo Mercado, Eligio García, Miguel de Francisco, Darío Ortiz, Marvel Moreno, Eduardo López Jaramillo, Moreno Durán, César Pérez (mucho más joven), Germán Espinosa y de tantos otros que se encontraban en un proceso de enfermedad con pronóstico seriamente reservado. Lo claro de ahí en adelante ha sido verlo enflaqueciendo, comer todo licuado cuando en el reciente pasado nacía la imagen de su gran apetito y escucharlo conversar sin entenderle mucho a pesar del esfuerzo para traducirlo. Después, como si quisiéramos alargar inútilmente las semanas, la crónica de una muerte anunciada parece estar llegando a su fin. Cruzando los 65 años ha ejercido el periodismo en prensa, radio y televisión y fueron bien surtidas sus reseñas, comentarios y críticas en diarios y revistas desde cuando comenzara en los diarios El Tiempo, El Espectador y El Siglo a partir de 1959.

Durante esos 48 años fue incluido en antologías de cuento en el país, en España, en el Uruguay y en Alemania y muchas las conferencias dictadas en universidades, sus traducciones al francés o al italiano y decenas de libros leídos para editoriales en España, concretamente en Barcelona donde vivió pocos años. Ahí quedan para sobrevivirle honrosamente sus tres libros como el testimonio de quien se dedicó más a leer que a escribir, generando un lúcido volumen de ensayos, Textos para conciliar el sueño, un más que decoroso libro de cuentos, Un pequeño café al bajar la calle y su más que destacable novela inédita Los días en blanco totalmente terminada. Y el maravilloso e incancelable recuerdo de una larga hermandad compartida entre su disciplinado amor a los libros, la bohemia, los viajes y el trabajo a lo largo de cuatro décadas intensas. Y el malestar que no cesa, la nostalgia que crece y la evocación de su frase de alguien afirmando que morir es simplemente dejar de ser visto. Porque por lo demás sigue latente como si apenas una temporada lo fuéramos a tener lejos mientras que de la manera más inadvertida logremos alcanzarlo
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Cronopios con Jota
Poeta caníbal
Jotamario Arbeláez


En México, país de adopción de Fernando Vallejo –desde cuando declaró que se iba porque Colombia era un país de asesinos- ha sido capturado un criminal sexual antropófago y, como si fuera poco, poeta, a quien se ha señalado como “el poeta caníbal”. Su nombre es José Luis Calva Zepeda, tiene 40 años y residencia a pocas cuadras de donde vive, con su amante esposo, el renombrado escritor colombiano *.

Según los astutos sabuesos del país azteca, Calva fue sorprendido en su departamento de la calle Mosqueta, en el centro de la ciudad, en momentos en que freía en una sartén un brazo que fue identificado como de su novia desaparecida Alejandra Galeana Garavito. Se encontró también una pierna en el refrigerador, el tronco en un armario y huesos pelados en una caja de cereal.

Se le acusa, pues, de asesinar, cocinar y merendarse a su chula chamaca. Y están tras la pista de otras dos anteriores, que habrían caído también en sus fauces. Las habría seducido a punta de poemas, correos y rosas. Por ello había logrado fama de galán en el barrio.

Como trató de escapar tirándose del segundo piso y abajo lo arrolló un carro, declaró hecho un ecce homo que era escritor, poeta y dramaturgo. Pero no se le imputó el sobrenombre de “escritor piraña” o “dramaturgo caribe”, sino el de “poeta caníbal”. Porque es -en la aberración criminal- uno de los pocos casos en que la poesía vende más. El hecho de haber utilizado el poema como una de las armas de sus homicidios no se considera ni un agravante ni un atenuante en el delito. En cambio sí lo hunde el uso de la segueta eléctrica –hermana menor de la motosierra- , que habría sido su fijación por muchos años, como sucede con sicópatas de otras latitudes. También el que practicara la brujería, que gustara de ver filmes pornográficos zoofílicos, que fuera admirador de Hannibal Lecter, que se considerara discípulo del Marqués de Sade y que todo esto lo revolviera con cocaína.

A pesar de su fama donjuanesca, se ha precisado que tenía un compañero sexual, Juan Carlos Monroy, quien habría sido su cómplice en uno de los delitos anteriores. Se sospecha que el prófugo tal vez esté refugiado en el vecindario. Aquí es donde entra la mariquería, como en otros casos de este calibre. El “poeta caníbal”, declaró haber “sentido una enorme frustración por no haber podido ser madre.” Y eso, según el psicólogo, sería el origen de su parafilia.

Su pobrecita mamá se ha negado a prestar declaraciones alegando que es discapacitada. En efecto, fue amputada de las dos piernas. Aunque tampoco es para que la sutileza sabuesa pueda llegar a olfatear que, consciente de la aberración de su vástago y para prevenir que acudiera al asesinato ritual, sacrificó sus extremidades al anormal apetito de su consentido.

En mis conferencias poéticas he declarado que el poeta que apela a la universalidad y prestigio del poema para hacer un levante es un aprovechado, un incapaz de lograrlo por sus propios medios. Y a las mujeres en general las prevengo de caer ante tan mendaz subterfugio.

Del libro inédito Instintos caníbales, tomo la siguiente estrofa de nuestro héroe: “Aprieta mi garganta dulcemente con tu cuerpo, / con tu aliento o con un beso. / Y recuérdame que te recuerde... / cuando te hayas muerto.”

Una mujer que se deje seducir con semejantes poemas, merece que se la coman.

Quien ahora ha vuelto al país con el nabo entre las piernas a pedir cacao, solicitando que le devuelvan su nacionalidad porque no puede dejar de ver a sus muchachos de Medellín, aunque yo creo más bien que está escandalizado de su vecindario. Pero no es por patrioterismo ni por homofobia que muchos colombianos mamados de su berrinche, incluso admiradores de su literatura, no lo queremos ver más por aquí en persona.
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Domingo 14 de octubre de 2007 — http://cronopiosdiariovirtual.blogspot.com
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Hombres y mujeres de palabra

Que la dicha sea verdad

Es cierto: nuestro gran escritor Germán Espinosa está enfermo, grave, aunque lucha con estoicismo y dignidad cada instante de la vida. En esta serie donde presentamos a nuestros más importantes autores de todas las generaciones, hoy acudimos a la lectura crítica de sus memorias La verdad sea dicha, homenaje crudo y sincero al maestro de Cartagena.

Por Ignacio Ramírez
cronopios@cable.net.co

Cuando había leído 205 y media páginas de La verdad sea dicha, el libro de memorias de Germán Espinosa, encontré una frase que me dejó perplejo y me hizo devolver y releer ese recuento de recuerdos esenciales del escritor de La tejedora de coronas.

“Un autor no puede denotar jamás su amargura”, dice bien claro en la página 206 de las memorias. Y yo, escueto lector, había llegado más allá de la mitad del libro de Espinosa con la sensación de cierto sabor agrio que me dejaba el compartir con el autor el sentimiento de injusticia que transmitía su permanente queja por la falta de crítica objetiva y la persecución absurda y tajante decretada a sus obras por detractores que uno siente bullir a medida que avanza en la lectura.

Respeto y admiro al maestro Espinosa, con quien no he tenido oportunidad de cercanía porque hace ya 20 años, cuando con Olga Cristina Turriago preparábamos nuestro libro Hombres de Palabra (reportajes con 30 escritores colombianos) nos fue imposible conseguirlo para entrevistarlo, y aunque lo lamentamos públicamente y prometimos que sería el primero de la lista para un proyectado segundo volumen, tal propósito no pudo convertirse en realidad por las razones de pesos que todo mundo sabe que se atraviesan en nuestro país cuando el trabajo de publicar corre por cuenta del bolsillo propio.

Aunque la promesa se mantiene, eso, quizás (lo he pensado siempre) le molestó a Germán, quien desde entonces se mostró distante y silencioso. Acaso por lo mismo, el día del lanzamiento de su libro de memorias, que compré en rebaja por la suma de 40 mil pesos, lo noté en aprietos cuando le pedí que me firmara el ejemplar. Tras unos minutos de dubitación notable, me escribió: “Para Ignacio Ramírez, cordialmente”, dedicatoria que guardaré con aprecio por irónica y cruda, aunque simpática.

De tal manera que leer La verdad sea dicha ha sido para mí la mejor oportunidad de diálogo con el autor. No me arrepiento porque valió la pena la semana entera dedicada al mismo: Germán Espinosa cuenta su vida, por escrito. Yo, pienso o comento. Derechos de lector.

De ahí que el consejo de evitar la amargura me hiciera devolver a constatar si yo estaba equivocado. Y sí, quizás no sea amargura sino pasión de escritor lo que hierve en estas páginas donde de principio a fin Espinosa fluctúa entre quejas y denuncias, sentimientos y resentimientos, porque se siente vetado y perseguido todo el tiempo, pero, a la vez, en ocasiones habla bien de sus perseguidores y a fin de cuentas la sensación que queda en el alma del lector es esa: este es un libro donde campea a sus anchas la pasión por el oficio de escribir. Y ¿No es esa, entonces, la causa suprema de un escritor que recuerda el paso del tiempo en su condición de hombre de palabra?

Ángel de la guarda, mi dulce Josefina
Las lectoras de La verdad sea dicha van a adorar a Germán Espinosa porque entre la polivalencia de temas, atmósferas e imágenes de sus memorias, hay una que parece la columna vertebral del libro y es su permanente declaración de amor a su esposa Josefina, quien, cuando la conoció, “poseía una belleza natural, sin artificios, como una rosa de agua” y de quien, transcurridos todos los años de su compañía, asegura que sin ella, “sin su constante y a veces heroico estímulo, jamás habría emprendido, por ejemplo, la tarea abrumadora –aunque casi nadie, fuera de quienes la acometemos, la entienda así— de escribir una novela”.

De ella habla con gratitud y ternura recordando los más bellos momentos de su vida, con admiración cuando hace referencia a su condición de pintora, con estremecimiento cuando evoca cómo fue el primer encuentro: “Yo palidecí y ella de pronto me quedó mirando, como si, de pronto, rebrotara en su mente una memoria antigua”. Con celo cándido cuando recuerda cómo la piropeaban los rotos en Chile. Con el amor en la cabeza y en el corazón y en las manos y en los labios, cuando recuerda que la poesía obró cual redentora de su espíritu agobiado por las “agresiones mendaces”que muchos, aún algunos a quienes consideraba sus amigos, emprendían en contra de su obra y a veces hasta con violencia física. Dice entonces: “Fue la poesía la que me redimió de todo ello. Y, por supuesto, el amor de Josefina, que era la fuente de esa poesía”. Eso es amor... (“Polvo seré/ mas polvo enamorado”).

El León del Automático
Otro personaje vibrante en estas páginas vehementes es el excéntrico y lúdico y polémico poeta León de Greiff, habitante perpetuo del viejo Café Automático, donde se cocieron las mejores y las peores sopas de letras de la última mitad del siglo que ya pasó.

Impactante y memorable fue el primer frente a frente de Germán con León, a quien el memorioso recuerda como un hombre imponente, de barba y cabello rubios, “mirada azul, buida, profunda, como si sus ojos fueran palpos que tocaran los objetos”.

Desde entonces, el poeta que también fue entre muchos otros heterónimos Leo le gris, Beremundo el lelo, Nabucodonosor el tartamudo y vikingo armado de los prodigios y la pirueta mágica de la palabra, recorre las páginas del libro a veces como un rey, otras cual héroe legendario, siempre un pequeño Dios de carne y hueso –humano, en todo caso— quien no se priva de ínfulas ni de trifulcas ni mucho menos escarceos libidinosos, como Germán recuerda de la noche memorable en que --cuando el fallecido escritor tolimense Roberto Ruiz Rojas y su esposa Olga Galeano ardían en plena luna de miel--, el díscolo León la acosó de tal manera que la dama no tuvo otro recurso que irse de la fiesta, dormir en un hotel y esperar al sosiego enguayabado del León del acoso, de quien también nos enteramos que detestaba a Eduardo Carranza, “acaso por su filiación fascista”. El León, al final, saca también las garras y arremete contra el autor de las memorias, azuzado por el caricaturista Hernando Turriago (Chapete) por dimes y diretes en tiempos de pelea entre López Michelsen y Enrique Caballero Escovar, a quien Espinosa dio tremenda zumba (en defensa del entonces compañero líder) en su libro Anatomía de un traidor, publicado en 1973.

La verdad sea dicha como la cuenta el contador: “Lo que más me dolió, sin embargo, fue que León de Greiff, haciéndose eco de la falsedad inventada por Turriago, me retirara para siempre su amistad y se convirtiera, hasta el mismo día de su fallecimiento, en mi enemigo intransigente, al extremo de lanzarme agravios en público”. Comprobado: los leones, cuando no rugen, rajan.

Veneno
Son muchas, muchísimas las sorpresas que encontramos en el libro de memorias de Espinosa, quien al parecer las escribió sin parar, según contó en un reportaje de prensa. Al fin y al cabo se trata de un libro gordo, de 460 páginas, con unas fotos excelentes, al final, para oxigenar el torrentoso monólogo. En ellas vemos la metamorfosis física que va desde el precioso holandesito de la portada, hasta el adusto y perplejo Germán de la contracarátula, pasando por momentos vitales al lado de personajes intelectuales y políticos y perpetuándose en imágenes familiares memorables como la que escogimos para ilustrar estas palabras de lector atónito.

En interminable relación de relámpagos trascendentales, nos enteramos, por ejemplo y entre muchas otras cosas, que el autobiógrafo aprendió a leer tanto libros como relojes cuando apenas tenía 3 años y sin que nadie le enseñara, tanto, que su familia creyó que se trataba de un milagro. Se proclama creyente en la reencarnación y sabe que no es ni Lope de vega ni Rimbaud, “pero barrunto haber trajinado con el lenguaje escrito en vidas pretéritas”, por lo cual, sin duda, el estilo de su libro está lleno de palabras y giros tan anacrónicos como castizos: predios natíos, discípulos palmarios, caídas súpitas, taifas de criticastros, dragones de vulgata, Laureanos que paladean exquisitas pitanzas, momentos de escandir provocaciones, hijos de Francia asaz generosos y hete que entre ellos... ¡Ah, la palabra! ¡La señora palabra!

¡Ay, de los condenados de la tierra! En La verdad sea dicha, el “guisote de Héctor Sánchez” (respetable autor de muchos libros y merecedor de algunos premios), sale apaleado porque en 1969 ganó el entonces prestigioso Premio Esso con su novela Las Causas supremas, al tiempo que Germán no quedó ni de finalista con Los cortejos del diablo.

Luis Fayad y José Luis Díazgranados, quienes fueron sus buenos amigos, tal como nos lo cuenta en sus relatos, cambian bien pronto: Fayad, autor de la novela Los parientes de Ester, elogiada por Ángel Rama y Emir Rodríguez Monegal y otros críticos prestigiosos de aquellos tiempos, “se daba humos que eran del todo risibles” y hasta tuvo la audacia, en noche plenilunada a la orilla del mar de Santa Marta, de mostrarle a Germán las estrellas del firmamento samario pretendiendo dictarle cátedra astronómica. ¡Tan atrevido!

José Luis, por su parte, igual que otros ingratos amigos de lejanos tiempos “solía hacer escarnio” de Germán por su “aparente incapacidad para hacerme valer como autor” y en últimas le retiraron su amistad.

Veneno y palo llevan, duro, desde el ex Presidente Alberto Lleras Camargo, a quien señala responsable de cuanto mal padece hoy el país, hasta el colombianista gringo Raymond Williams, quien en alguna ocasión no solo lo acusó de no saber escribir sino que le endilgó un plagio que quedó en el aire porque Germán aclara: “Como acostumbro ante todos los ataques, no respondí una palabra”.

Otros que llevan de la ponzoña: Arturo Alape es un “recadero execrable”, Rojas Herazo, un narrador “tan aburrido como esos domingos provincianos descritos por Luis C. López”, Manuel Zapata Olivella todo un manipulador de la literatura para beneficiarse con viajes y prebendas, Virgilio Barco (el ex) un majadero, Juan Gustavo Cobo Borda, un presunto escritor que se ha encargado de perseguirlo y desacreditarlo, sin tregua, hasta los días que hoy corren; Estanislao Zuleta, “inextricable doctor”, Pedro Gómez Valderrama, individuo indeciso e inestable”. ¿De Gabo y otras yerbas del pantano? Mejor léalo usted directamente porque estos son apenas relámpagos mentales de un lector desprevenido y sorprendido.

Y miel
Pero claro que al decir la verdad no todo se respira por la herida. No. El corazón también abre compuertas y el autor proclama devoción y admiración y amistad y cariño por personajes que alguna vez le dieron la mano, le oxigenaron la vida o supieron admirar su literatura.

Sus padres, por supuesto, en primer plano. A él lo llama siempre Don Lázaro. A ella, María Teresa. Y muchos Espinosas: el tío Gregorio, Elena, Alicia, Alfonso, Manuela, Domingo, Diego, cada uno con su historia y su recuerdo.

Y, lo que ya sabíamos: su admiración por el poeta Guillermo Valencia y por el compositor Adolfo Mejía, su gratitud con Álvaro Escallón Villa, a quien califica de un “ser providencial” en su vida; el pintor Omar rayo y su esposa la poeta Águeda Pizarro: él, como “individuo humano, de los más espiritualmente bellos que he conocido a lo largo de mi vida”. De ella recuerda que en una ocasión en que leyó sus versos en el Centro Colombo-Americano, el primero en ponerse en pie para abrazarla, fue el gran gurú del nadaísmo, Gonzalo Arango”. Y de Gonzalo Arango afirma, al verlo por primera vez, que se trata de “un individuo nervioso, pálido, que fuma incesantemente y desea impresionar” y tras hacer un balance de lo poco y casi nada que en materia literaria y en su concepto dejó el nadaísmo, cuenta que, en cambio, tuvo cercanía con el Cachifo Navarro, cuyo “sistema nervioso era como el cordaje de un arpa destemplada. Bebía como un embrujado y en la ebriedad, adoraba escandalizar a las gentes adustas”. Al escritor y profesor César Valencia Solanilla le reconoce y agradece su tesón para difundir su obra y en especial La tejedora de coronas en ámbitos universitarios, lo mismo que a Cristo Rafael Figueroa y a otros que también le han admirado y divulgado. No sé si por olvido o por alguna razón desconocida, en cambio no figura la escritora y crítica Luz Mary Giraldo, quien por su parte ha sido una de las más constantes, entusiastas, seguidoras y analistas de su obra entera.

En fin, este libro es una gran casa de papel llena de personajes habitantes tanto de cuartos en penumbra como de soleados patios (luz y sombra, guerra y paz). Alberto Acosta, Rubayata, Álvaro Sánchez Mallarino, Carlos Arturo Torres, Baldomero Sanín Cano, Vargas Losa, por ejemplo, llevan generalmente recuerdos placenteros y afectuosos.

Y, claro, los amigos de ahora: el escritor Rafael Humberto Moreno-Durán y el poeta Juan Manuel Roca. R.H figura como alguien “para quien no recataban secretos ni las más antiguas vertientes literarias ni las más recónditas corrientes del pensamiento político y filosófico” y a quien, además, entre muchas virtudes de excepción, Germán atribuye que “en el coloquio suele deambular por la cultura universal como alguien lo haría por su parroquia” y quien “personifica como el que más un fulgurante momento de nuestras letras”, entre muchísimas otras cualidades envidiables.

De Juan Manuel afirma que ha sido uno de sus mejores amigos, el mejor poeta de nuestra generación, lírico excepcional, excelente compañero de viajes, lo que se dice un camarada auténtico.

Óscar Collazos aparece como un estupendo narrador; Aníbal Esquivia Velásquez, un gran crítico injustamente olvidado; Mary Bárcenas, una tía política que cocinaba como los serafines; Álvarez Gardeazábal, escritor excelente; Denzil Romero, inolvidable y admirable... en fin, son tantos y tantos personajes que entran y salen por la mansión sin límites de los recuerdos de Germán Espinosa, que necesariamente deben ser visitados y conocidos frente a frente, leyendo La verdad sea dicha de este señor escritor que usa bastón por pura coquetería, que abjuró desde la adolescencia de toda práctica religiosa pero sigue celebrando la nochebuena, que no soporta esos corridos que en la costa llaman vallenatos, que ideó una estrategia para no ser macondiano, que alguna vez probó la marihuana con efectos adversos, a quien los atavíos escandalosos le enferman y, a veces, siente compasión por sus usuarios, que quieren aparecer estrafalarios o exóticos. Un hombre que fue Cónsul de Colombia en Kenya y en Belgrado, que vive en Bogotá, ciudad a la que califica a veces de dura y bondadosa, cuando no de cruel, traicionera y perversa. Tejedor de coronas, cortejador del diablo, jurado de folclóricos concursos de belleza, traductor de libros esotéricos chinos, amante, amador y viudo de Josefina, decidor de verdades, la verdad sea dicha (y que lo que dice de la dicha sea verdad) y a quien dedico estas memorias frescas de la lectura de sus memorias, cordialmente...

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martes, 1 de mayo de 2007

Cronopios. Mayo 1, 2.007

Date: Sat, 15 Dec 2007 05:33:54 -0500 From: linmarperez@gmail.com
Subject: Catala final para nuestro Cronopio
Operación Cronopio
Queridos amigos:
Un breve reporte sobre nuestro querido Nacho. Su reloj de arena vital se agota. L o más importante es que pasa sin dolores ni angustias. Los médicos comprendieron desde el primer día de hospitalización, y expresado por él mismo, que no quiere heroismos y no teme morir. Inicia su camino final en paz, en una duermevela que todavía le permite comprender que sus amigos lo acompañan y que él nos deja su sabiduría y generosidad.
Un abrazo a todos, Lina María
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En NTC … y en CRONOPIOS, Reproducciones NTC ... http://cronopiosreproducciones-ntc.blogspot.com/ , siempre lo admiramos, lo amamos y compartimos con él y nos enriquecimos con su ejemplo, "su sabiduría y generosidad". Y siempre seguiremos tratando de hacer esfuerzos por dar algo de continuidad a su incomparable DIARIO VIRTUAL CRONOPIOS de lo mejor - si no lo MEJOR - de publicaciones culturales en Colombia y algunos bastantes alrededores. "Cuánto te queremos, Ignacio!!!" "Aún hay más ..." (rené rebetez)
Abrazo, Gabriel Ruiz , NTC … Cali, Diciembre 15, 2007
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Director IGNACIO RAMIREZ
ignacioramirez@cable.net.co, cronopios@cable.net.co
Martes 1 de Mayo de 2007
Cronopios. Diario virtual para hombres y mujeres de palabra.
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DESTINO ANUNCIADO

Por Roberto Burgos Cantor.
Poco a poco las producciones de las ciencias sociales, en Colombia, han logrado acuñar entre reflexiones, conceptos, hipótesis y recuperaciones de hechos, unas claves para la comprensión de los conflictos de una sociedad cuyo lastre de problemas irresueltos y el vértigo de un acontecer sin dirección ni brújula han tornado escurridiza su complejidad y envuelto en espejismos su posibilidad de verdad.
Un poderoso esfuerzo de revelación y rectificación ha acompañado la voluntad de historiadores, intérpretes, analistas y estudiosos de la política por situar el pasado en un espacio de comprobaciones donde deje de pervertir el presente y cese su deformación.
La reflexión y la palabra que en los debates pretéritos tuvieron el designio de flagelar y escarnecer. Ahora construyen un mapa meditado y con supuestos que pueden ser discutidos y donde la realidad surge libre de las fantasmagorías que la aprisionaron.
Así Tras la huella de la verdad, El caso Gloria Lara de Echeverri de Jaime Gómez Velásquez cumple un propósito doble. Por un lado constituye un testimonio del estado de subordinación y precario rigor de la justicia nacional. Por el otro, y es la mayor virtud de este texto doloroso y valiente, logra con declaraciones oficiales, cifras y periódicos de la época, reconstruir un momento de agotamiento del modelo político conforme al cual se desarrollaba la gobernabilidad del país y se avanzaba o se estancaba su desarrollo económico y social. Esta circunstancia le permite al autor una demostración central en el libro: toda una conspiración de finalidad política desvía el recto proceder de la justicia y al envilecerla afecta la vida de unos ciudadanos cuya inocencia es atropellada y su horizonte de futuro torcido sin causa.
A lo mejor sin proponérselo y a medida que el libro de Jaime Gómez desenvuelve su traba con la precisa puntualidad de las fatalidades de la tragedia, van apareciendo los elementos principales que condujeron al traste el proyecto de búsqueda de paz negociada del gobierno de Betancur.
Tras las huellas de la verdad, en medio de la documentada y novedosa hipótesis del delito que se acerca al crimen de Estado, no en su ejecución, si no en la manera en que se aprovecha un secuestro y la consiguiente muerte de frustrar una política pública desde el interior mismo del aparato estatal. Para hacerlo se implementa por una autoridad ilegítima, no ese delito recreado por el cine italiano consistente en el fuero indestructible de intocable que cubre a ciertos sujetos de la sociedad llamados ciudadanos sobre toda sospecha, si no justamente su contrario: unos ciudadanos que contra cualesquier evidencias son convertidos en ciudadanos bajo toda sospecha. Y por tanto culpables desde siempre.
Ese implacable señalamiento apenas puede ser comprendido en el contexto de análisis que el autor traza. Y en la tensión que surge entre un mundo de apariencia abstracto, ajeno a la cotidianidad de los hombres mujeres y niños que van por la calle perseguidos por la necesidad y persiguiendo la ilusión que se esfuma, y la humanidad concreta de los actores, allí, reside el secreto de lo conmovedor y terrible del texto de Gómez Velásquez.
El escritor polaco Witold Gombrowicz postuló alguna vez el poder purificador que tiene la realidad. A esa formidable empresa, virtuosa como pocas, de devolverle su estatuto de real a la realidad fue a la que contribuyó con Tras las huellas de la verdad Jaime Gómez. Es probable que ningún manifiesto religioso, político, filosófico y cívico, tenga más carga de pureza y fe en los ideales de la comunidad y convivencia que éste encerrado en el título del libro: la verdad deja huellas, a pesar de los intereses torcidos y la mentira.
El lector sabrá que cuando Jaime Gómez Velásquez escribió este libro no tuvo la mejor señal aciaga que le advirtiera que un día de desgracia él mismo sufriría en su muerte el oprobio de la impunidad y el sigilo de la injusticia.
Bogotá D.C. 2007
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Los libros arden
Donde los hombres queman libros acaban quemando seres humanos.
Almansor (1821), Heinrich Heine

Por Guillermo Angulo

Existió otro sabio catalán perdido en las alturas de Bogotá, ya muerto y casi olvidado, llamado Luis Vicens. Era importador de libros y promotor del cine. Además de ser el gran impulsador de los cine-clubes, de él fue la idea de fundar una cinemateca. Con Álvaro Cepeda, Nereo López, Gabo y otros hizo La langosta azul, esa película surrealista, que ha acabado por ser la madre de todo el cine experimental en Colombia.

Estoy recordando a Vicens porque fue el primero en hablarme de Ray Bradbury. Yo le dije que no me entusiasmaba lo que en italiano se llama fantaciencia y él insistió diciendo que las Crónicas marcianas eran otra cosa, y que Borges las recomendaba. Este último autor, ya descubierto y divulgado antes que nadie en Colombia por el Grupo de Barranquilla, ayudó a mi conversión. Y leí las Crónicas, me gustaron mucho, lo que me llevó a ver la película de Truffaut, Fahrenheit 451, en la que los créditos eran hablados, no escritos. Más tarde —al revés— leí el libro, en uno de cuyos epígrafes el autor explica que esos grados son la temperatura a la que el papel hace llama. Yo creo que así como los buenos traductores convierten las millas en kilómetros, las yardas en metros y los pies y pulgadas en centímetros, el título en español del libro de Bradbury debería ser Celsius 232.

La ficción es de una asombrosa actualidad y como profecía sigue su camino, unas veces al pie de la letra, y otras —lo que es más impresionante aun— de manera simbólica. Se trata de un mundo futuro que, partiendo del que conocemos, toma un rumbo más radical en la transición del siglo XIX al XX, con la invención de la fotografía y posteriormente del cine y la televisión, la gran explosión demográfica, la masificación y sobre todo la vertiginosa aceleración del tiempo, con la consecuente aniquilación del concepto de historia, del sentido de la vida humana, y la condena a la inmediatez. En este mundo, pues, no se permite la diferencia —interpretada como pretensión de superioridad— y ello se refleja en el desinterés por los libros. La gente ha dejado de comprarlos y de leerlos. Los pocos interesados que quedan son perseguidos por una nueva Inquisición, ocupando de paso a un gremio que ha dejado de ser útil: los bomberos, quienes se la pasan jugando naipes en medio del tedio, a la espera de un remoto llamado de alarma para ir a quemar los libros de algún «subversivo», con la ayuda de su infalible Sabueso Mecánico. Ahora extrañamente se hacen llamar los Guardianes de la Felicidad. En este mundo es obligatorio ser feliz y está prohibido pensar; los libros sólo transmiten mentiras y engañan a la gente. La televisión mural, de dos, tres o cuatro paredes, según el poder adquisitivo, suple las necesidades afectivas a través de un sucedáneo de familia, con entrañables tíos y primos que discuten a gritos permanentemente. Es un mundo donde casi todos van en auto, a 170 o 200 kilómetros por hora, lo que ha hecho necesario alargar el tamaño de las vallas comerciales, de 6 metros a 65, para que la publicidad «dure un poco más». Es sospechoso quien conduce despacio, y con mayor razón el que va a pie, observando los restos de la naturaleza. La vida se reduce pues a las manchas de colores que se ven a través de las ventanillas.

Montag lleva diez años de bombero cuando conoce a Clarisse, una extraña muchacha de su vecindario que lo acosa con preguntas incómodas: « ¿Lee alguna vez alguno de los libros que quema?»; « ¿es verdad que, hace mucho tiempo, los bomberos apagaban incendios en vez de provocarlos?». Estas conversaciones son el detonante de la crisis de Montag, quien termina huyendo a las afueras de la ciudad el mismo día en que estalla la guerra. Así es como se encuentra con un grupo de viejos eruditos exiliados, «vagabundos por el exterior, bibliotecas por el interior», y se une a su causa, que es hacer las veces de libros memorizando y de esta manera rescatando el conocimiento y la poesía para las generaciones futuras que quieran recuperarlos después de la guerra. Montag se convierte pues en el Eclesiastés y conversa con La república de Platón, Marco Aurelio, Jonathan Swift, Charles Darwin, Schopenhauer, Einstein y Albert Schweitzer. En pequeñas ciudades, donde la persecución cede, viven capítulos del Walden de Thoreau; y en un poblado de muy pocos habitantes, entre todos personifican los ensayos de Bertrand Russell. La historia habla por sí sola: «Cuando nos pregunten lo que hacemos, podemos decir: “Estamos recordando”».

Me parece que en la película —hace años que la vi— un viejo agoniza mientras le enseña a su nieto las últimas palabras del Quijote. Una bella manera de perpetuar el inexistente libro impreso a través de la memoria.
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Una gran Feria del Libro

Poesía, cuenteros, los últimos lanzamientos, música y mucho más en el último día de la Fiesta del Libro.

A las 8 de la noche de hoy 1 de Mayo Corferias cerrará las puertas de una de las ferias del libro más exitosas de su historia, la 20ª Feria Internacional del Libro de Bogotá. Pero las puertas no se cerrarán hasta que finalicen todas las actividades programadas, así que aún hay tiempo para disfrutarlas.
El cierre del certamen lo hará Chile, país invitado de honor, que en esta ocasión presentará un concierto de la Big Band de la Escuela de Música de la Fundación Francisco Cristancho de Bogotá, que acompañará a la famosa pianista chilena Carmen Aguilera. El evento será a las 5 p.m., en el auditorio José Asunción Silva.
Por su parte, el XV Festival Internacional de Poesía de Bogotá, que se inició el pasado domingo, continúa su programación desde las 11:00 a.m. en adelante, en los salones José Eustasio Rivera y Jorge Isaacs, en los que participarán poetas de Costa Rica, Italia, México, Guatemala, España y Suiza.
Uno de los eventos más conmovedores de la jornada final de la feria será el homenaje que el Grupo Planeta le rendirá al escritor Arturo Alape, quien falleció el 7 de octubre del año pasado. Este evento se llevará a cabo de 3 a 4:30 de la tarde, en el salón Porfirio Barba Jacob. La editorial hará el lanzamiento de su libro póstumo Conversación con la ausencia.
La tarde continuará cargada de magia con Villegas Editores y el libro La noche del demonio y otros cuentos, de Patricia Castañeda. Artistas como Marcela Carvajal, Marcela Mar y María Adelaida Puerta estarán presentes leyendo uno de los cuentos de Castañeda. El evento será de 3 a 4 p.m., en el salón Madre Josefa del Castillo.
Hacia las 4 p.m., en el salón Tomás Carrasquilla, uno de los autores más reconocidos de la literatura infantil, el mexicano Francisco Hinojosa, será homenajeado por los 15 años de publicación de su libro La peor señora del mundo. Este poeta, cuentista y novelista también presentará su nuevo libro Léperas contra mocosas.
Y para finalizar, de 4:30 a 6 p.m., en el salón León de Greiff, el Festival Vallenato se tomará la Feria del Libro. El maestro Rafael Escalona, reconocido compositor y artista del género, hablará sobre la narrativa costumbrista del vallenato. (Carolina Sandoval)
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UNA FERIA CON RECORD
En su vigésima edición, la Feria del Libro logró un récord histórico en asistencia.
La 20ª edición de la Feria Internacional del Libro de Bogotá superó las expectativas del público y de los organizadores. Este año ingresaron a Corferias más de 300.000 personas, 8.3% más que en el 2006, año en que ingresaron 276.774 personas.
El día más concurrido de la feria fue el pasado domingo 29 de abril, debido en gran medida a la visita del humorista Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”, quien vino a presentar sus libros Sin querer queriendo y El diario del Chavo. Ese día la feria rompió el récord de entradas en toda su historia, con una asistencia de 53.373 visitantes, entre las 10 a.m. y las 8:00 p.m.
Los niños y jóvenes también fueron grandes protagonistas del certamen, gracias a la programación organizada por los pabellones de Colsubsidio y la Fundación Rafael Pombo, que acogieron durante la feria a 80.167 estudiantes de colegios públicos y privados, de todas las edades.
La movida empresarial también tuvo un parte favorable, pues a la feria asistieron 680 compradores internacionales y 3.200 compradores nacionales. Esta gestión empresarial estuvo a cargo de Proexport, la Cámara de Comercio de Bogotá y Corferias.
Una actividad cultural de lujo
Este año la Feria Internacional del Libro de Bogotá llenó las expectativas del público, debido en gran medida a la excelente participación de Chile como país invitado de honor. Los chilenos se pusieron la camiseta para descrestar y lo consiguieron, pues tuvieron una programación de primera categoría que desató un clima de euforia entre los asistentes. Eventos como la Cata de poesía, la charla del poeta Gonzalo Rojas con Juan Manuel Roca y la proyección de la película Se arrienda, de Alberto Fuguet, fueron algunos de los platos fuertes.
Por otro lado, el pabellón “Gabo del alma”, homenaje de la Feria Internacional del Libro de Bogotá a Gabriel García Márquez, fue sede de dos de los eventos más emotivos de la Feria: la presentación del monólogo de Laura García, Diatriba de amor contra un hombre sentado, y la lectura de Cien años de soledad, a cargo de 100 colombianos destacados en diversos ámbitos.
Uno de los lugares más sobresalientes de la Feria fue el pabellón “Libro de artista”, que se lució no solo por tener libros de lujo como El viaje, elaborado por 18 artistas y 18 poetas de toda América Latina, con un costo de 10.000 dólares, sino porque exhibió los magníficos proyectos de libros de artista de los estudiantes de las universidades Javeriana, Antioquia y Tecnológica de Pereira, entre otras.
Las palmas también son para las actividades profesionales de la Feria, entre las que se destacó el “I Congreso Iberoamericano de Libreros”, que congregó a profesionales de toda América Latina, España, Italia y Francia. Los libreros quedaron tan satisfechos que resolvieron dejar a Colombia como sede para los próximos 2 años.
Y no se pueden quedar por fuera de los halagos los dos encuentros organizados por el Ministerio de Cultura, la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, la Cámara Colombiana del Libro y Corferias (Encuentro Internacional de Editores Literarios y Encuentro de escritores “Las otras literaturas”), que lograron reunir a los más destacados editores en español como Jorge Herralde (editor de Anagrama), Manuel Borrás (editorial de Pre-Textos) y Eduardo Rabasa (editor de Sexto Piso), entre otros; y a un grupo de 13 escritores nacionales e internacionales de primera línea, entre ellos Marcelo Birmajer (Argentina), Juan Villoro (México), Alberto Barrera Tyszka (Venezuela), Junot Díaz (República Dominicana) y Alberto Fuguet (Chile), por mencionar algunos nombres.
Esta Feria, pues, cumplió con el objetivo trazado. Logró convertirse nuevamente en el evento cultural anual más importante de la capital, y demostró una vez más que sigue siendo la fuente más importante de negocios para el sector editorial en Colombia. (Claudia Hoyos)
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POESÍA SIN FRONTERAS
Es una Institución cuyos objetivos se centran en: la edición, la divulgación, difusión, el análisis, la reflexión, la crítica, los comentarios y el ensayo sobre el oficio de la poesía. Partiendo del principio de que la poesía es la génesis de todos los géneros, abrimos las fronteras a las diversas formas de creación literaria.
Una vez más celebramos en Bogotá, el evento Poesía sin fronteras en el marco de la Feria Internacional del Libro reiterando que el oficio de la palabra es el mejor abrazo entre las culturas del mundo.
POESÍA SIN FRONTERAS
INVITA AL RECITAL:
Hungría: ANDRÉS BERGER-KISS; Venezuela: LUIS ALEJANDRO CONTRERAS; España: RAFAEL ROSADO; Brasil: JOSÉ GERALDO NERES;
Colombia: LILIA GUTIÉRREZ RIVEROS; NORA PUCCINI DE ROSADO;
JOSÉ LUIS DÍAZ GRANADOS; EMEL ROJAS CASTILLO
Moderación: PEDRO MANUEL RINCÓN
Martes 1 de Mayo Hora 2:00 a 4:00 p.m.
Auditorio José María Vargas Vila
(Lilia Gutiérrez)
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IDENTIDAD CARIBE
Con la presencia de personajes del Departamento de Bolívar, el periodista e investigador cultural Marco Antonio Contreras, lanzó en la Feria del Libro su obra "IDENTIDAD CARIBE" , la antología de grandes escritores costeños.
La presentación de la obra se cumplió en el Día del departamento de Bolívar, en una cálida ceremonia durante la cual el gobernador Simancas condecoró al escritor Roberto Burgos Cantor, en medio de armoniosos sones de los Gaiteros de San Jacinto..
Al acto asistieron la embajadora de Colombia en Panamá, Gina Benedetti, el maestro Rafael Escalona, el poeta Ricardo Vélez Pareja y otros intelectuales de la región.
En la foto aparecen el gobernador de Bolívar, Libardo Simancas, el escritor Roberto Burgos y el arquitecto y periodista MARCO ANTONIO CONTRERAS.
(FOTO RICARDO BICENTY).
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XV FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESIA DE BOGOTA
consulte: www.poesiabogota.org
LECTURAS EN LA CASA DE POESIA SILVA
Miércoles 2 de mayo 6:30 p.m.

Homenaje a Juan Gustavo Cobo Borda
Saludo de Rafael del Castillo Director del Festival

Lectura de poemas
Juan Gustavo Cobo Borda (Colombia)
Rigoberto Paredes (Honduras)
Carlos López (Guatemala)
Margarito Cuéllar (México)

Entrada libre Jueves 3 de mayo 6:30 p.m.

Lectura de poemas

Adriano González León (Venezuela)
Jorge Ariel Madrazo (Argentina)
Thelma Nava (México)
Carlo Bordini (Italia)

Conferencia
Poesía norteamericana contemporánea Craig Arnold
5:00 p.m. Entrada libre
Viernes 4 de mayo 6:30 p.m.

Lectura de poemas

Vince Fasciani (Suiza)
Guadaupe Grande (España)
Fernando de Villena (España)
Craig Arnold (Estados Unidos)

Conferencia
Poesía y música popular Craig Arnold
5:00 p.m. Entrada libre
Entrada libre
Calle 14 No. 3-41 - Tel.: 2865710
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Guillermo Schavelzon en la Feria del Libro
Al servicio de la cultura
En un diálogo con el escritor Héctor Abad Faciolince, en la vigésima Feria Internacional del Libro de Bogotá Telefónica, el agente literario Guillermo Schavelzon, uno de los más prestigiosos en lengua española, habló sobre el papel del agente literario en el descubrimiento y promoción de los escritores, y aseguró que prefiere promover a aquellos escritores que están por descubrir su verdad y no a los que hacen un estudio de mercado para saber qué es lo que el público quiere leer y darle gusto. Agregó que prefiere los escritores que trabajan en una obra que el mercado no quiere consumir.
Durante la charla, Schavelzon dijo que "el malestar de los escritores" surge cuando se pone en evidencia el hecho de que las editoriales prefieren libros de amplio mercado porque su principal objetivo es ganar mucho dinero y no fomentar la cultura. "En el mundo del libro, el 80% de la oferta es puro mercadeo y el 20% es cultura, lo que demuestra un criterio perverso", dijo.
Como agente literario, Schavelzon defiende a las editoriales independientes, argumentando que gracias a ellas hay lectores de cultura, mientras que los grandes pulpos de la edición insisten en publicar los libros por el prestigio que tenga el personaje y los contactos que les pueda generar en la sociedad.
Es por estos motivos que para Schavelzon, los agentes literarios se han constituido en un valioso comité de preselección de la industria editorial, con criterio suficiente para seleccionar las obras que necesita la industria del libro.
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Hoy martes 1 de mayo a las 11:30am, en el pabellón 12 de Corferias: Bogotá Capital Mundial del Libro; se realizará la lectura de fragmentos sobre la historia del Libro en Bogotá del escritor Gonzalo España, en su nuevo título Letras en el Fuego.
Letras en el fuego recoge algo más de un centenar de episodios sobre el libro en Bogotá y abarca todos sus protagonistas: escritores, editores, impresores, libreros, plagiarios, críticos, lectores. Además de las modas, los estilos, los ambientes y personajes literarios también se encuentra la historia de las imprentas bogotanas y sus operarios, las librerías, las tertulias, las bibliotecas.
Gonzalo España nacido en 1945, ha publicado entre otros libros Historias de amores y desvaríos en América, Relatos de la conquista de América, Leyendas de miedo y espanto en América y Cuentos famosos de árboles fabulosos y animales enojosos; en la colección “100 personajes 100 autores” publicó Sir Walter Raleigh. El Brujo de la Torre de Londres.
Un homenaje de Panamericana Editorial al libro bogotano en el año de
Bogotá Capital Mundial del Libro.
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Martes 1 de mayo

3:00 - 4:00 p.m.
Homenaje al escritor Arturo Alape.
Lectura de cuentos del libro: La noche del demonio y otros cuentos de Patricia Castañeda.

4:00 - 6:00 p.m.
Lanzamiento libro: Sexygirl de Mario González.
Homenaje a Francisco Hinojosa: 15 años de publicación de La peor señora del mundo.

4:30 - 6:00 p.m.
Presentación libro: Pasiones Griegas de Roberto Ampuero.

lunes, 30 de abril de 2007

HOY EN LA FERIA DEL LIBRO DE BOGOTA. Abril 30, 2.007

Director IGNACIO RAMIREZ
Lunes 30 de abril de 2007Cronopios
Diario virtual para hombres y mujeres de palabra.
Reproduce y difunde: NTC … http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com
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Hoy en la Feria del libro
Presentación de la Colección Los Conjurados
7 de la noche — Sala León de Greiff
Pabellón 3, Stand 149, Primer Piso.
Feria Internacional del Libro
Tels: 2550478, 346 5677. Bogotá

P o e s í a

1. Poesía vertical Roberto Juarroz

2. Mi cuerpo es mi camino Adonis

3. La palabra liberada Gonzalo Márquez

4. Revelación y caída Georg Trakl

5. Antología esencial Amparo Osorio

6. De la incesante partida Mauricio Contreras H.

7. Poemas escogidos Giuseppe Ungaretti

8. La otra vida Rodolfo Alonso

9. Por decir así Alfredo Chacón

10. Silencio de la huella Germán Villamizar

11. Una temporada en el infierno, Arthur Rimbaud

Iluminaciones, Carta del vidente

12. Inconsistencia de la mirada Enrique Rodríguez Pérez

13. Poemas perversos Antología internacional

14. Ciega luz Hernando Guerra

15. Inti Manic Juan Sebastián Gaviria

16. Antología poética António Ramos Rosa

17. Saldo a favor Eduardo Cruz Vázquez

18. Vigilias Javier González Luna

19. La coma de la luna Antología poesía mexicana

20. Oscuro nacimiento Gonzalo Márquez Cristo

21. Cementerio Mario Eraso Belalcázar

22. Sólo queda gritar Felipe Martínez Pinzón

23. Ensayo sobre las cosas simples Mairym Cruz-Bernall

24. Ulises y su perro (Antología) Claude Michel Cluny

25. Las excusas del desterrado Robert Max Steenkist

26. El derviche y otros poemas Jorge Cadavid

27. Cuadernario Luis Alejandro Contreras

28. Allí donde brota la luz Jorge Nájar

29. Las sombras del asedio Argemiro Menco Mendoza

30. El amor, la muerte y otros vicios Casimiro de Brito

31. Sombra embestida Hernando Guerra

Cuento

1. Cuentos perversos Antología: Apollinaire, Mishima, Sade, Louÿs, Petronio, Gide...

2. Trilogio José Chalarca

3. Los matices de Eva Maribel García Morales

4. Oficios de Noé Guillermo Bustamante Z.

5. El público en escena Enrique Ferrer Corredor

6. Del amor inconcluso Fabio Martínez


Ensayo

1. Pedro Páramo: murmullos... Fabio Jurado Valencia

2. No vi otro refugio Mauricio Botero Montoya


Testimonio

1. Discursos Premios Nobel, Tomo 1 Perse, Saramago, Faulkner, Camus, Paz, Hemingway, Neruda, Walcott, Grass,Quasimodo, García Márquez

2. Discursos Premios Nobel, Tomo 2 Milosz,Cela, Kawabata,Morrison, Elytis, Heaney, Mahfouz,Naipaul, Böll, Szymborska, Brodsky

3. Discursos Premios Nobel, Tomo 3 Montale, Eliot, Gordimer, Russell, Mistral, Seferis, Kertész, Seifert, Soyinka, Golding, Steinbeck


Común Presencia Editores invita al lanzamiento de los seis últimos títulos de la Colección de Literatura Los Conjurados hoy lunes 30 de abril a las 7 pm en el salón León de Greiff de la Feria Internacional del Libro de Bogotá.

Allí donde brota la luz: Jorge Nájar (Perú)

Cuadernario: Luis Alejandro Contreras (Venezuela)

El derviche y otros poemas: Jorge Cadavid (Colombia)

Las sombras del asedio: Argemiro Menco Mendoza (Colombia)

El amor, la muerte y otros vicios: Casimiro de Brito (Portugal)

Sombra embestida: Hernando Guerra (Colombia)

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Hoy a las 2.30:

Mesa de poetas en la 20ª Feria Internacional del Libro de Bogotá
La Universidad Externado de Colombia reunirá a los poetas de la colección Un libro por centavos, Juan Manuel Roca, Jotamario Arbeláez, Gustavo Adolfo Garcés, Federico Díaz-Granados, Rafael Del Castillo, David Bonells, Hernán Vargascarreño y Juan Felipe Robledo (en la foto), en la celebración de la 20ª Feria Internacional del Libro de Bogotá para dialogar sobre Hacia dónde va la poesía colombiana y compartir con los asistentes la lectura de sus poemas. El evento se llevará a cabo en el salón del Centro Internacional de Negocios de la Cámara de Comercio de Bogotá, Tomás Carrasquilla, de Corferias hoy lunes 30 de abril a las 2:30 p.m.
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Lo mejor de la poesía en la Feria del Libro
Adriano González león
Poeta venezolano, en el Festival de Bogotá
Más de 30 poetas de países como Austria, Italia, Suiza,
Argentina, México, Ecuador, Colombia, Perú y una representación de
Centroamérica y el Caribe participan en el XV Festival Internacional de
Poesía de Bogotá, organizado por la revista Ulrika.
La poesía sigue siendo protagonista en la 20ª Feria Internacional del Libro de Bogotá Telefónica. Hasta el martes 1 de mayo los asistentes podrán disfrutar de diversas actividades ligadas a este importante género.

La oferta cultural propuesta para la XV edición del Festival Internacional de Poesía de Bogotá 2007 incluye: lectura de poesía, presentación de obras y entrega de plaquettes a los poetas homenajeados, dentro de los que se encuentra Juan Gustavo Cobo Borda. Asimismo, se tratarán temas como el legado de la poesía contemporánea de Centroamérica y el Caribe y se entregará el Premio de Poesía Ciudad de Bogotá.

Este evento reúne a algunas de las figuras más destacadas del panorama mundial: Wolfgang Ratz, de Austria ; Jorge Ariel Madrazzo y Marcos Silber, de Argentina; Martha Gantier, de Bolivia ; José María Zonta, de Costa Rica ; Pablo Armando Fernández y Alberto Rodríguez Tosca, de Cuba; Edwin Madrid, de Ecuador; Craig Arnold, de Estados Unidos; Guadalupe Grande y Fernando de Villena, de España; Carlos López, de Guatemala; Rigoberto Paredes, de Honduras ; Margarita Cuellar, de México; Francisco Ruíz Udiel, de Nicaragua y Pedro Rivera, de Panamá , entre otros.

Hoy LUNES 30, A LAS 10:00 A.M.
AUDITORIO JOSÉ EUSTASIO RIVERA - CORFERIAS

LECTURA DE POEMAS
Jorge Ariel Madrazo (Argentina)
Guadalupe Grande (España)
Wolfgang Ratz (Austria)
Rebecca Lindenberg (Estados Unidos)
Marcelo Arduz Ruiz (Bolivia)
Pablo Armando Fernández (Cuba)
Luis La Hoz (Perú)
Adriano González León (Venezuela)
Craig Arnold (Estados Unidos)
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LUNES 30, A LAS 11:00 A.M.
AUDITORIO JOSÉ EUSTASIO RIVERA - CORFERIAS

PREMIO DE POESÍA CIUDAD DE BOGOTÁ (Tres versiones)
Jotamario Arbeláez
Mauricio Contreras
Antonio María Flores
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LUNES 30, A LAS 4:30 P.M.
AUDITORIO LEÓN DE GREIFF - CORFERIAS

CHARLA
Adriano González León: Escritor que habla de sus fantasmas y de otros amigos
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LUNES 30, A LAS 6:30 P.M.
LIBRERÍA LUVINA

MESA REDONDA
El legado de la poesía contemporánea de Centroamérica y el Caribe I
Pablo Armando Fernández (Cuba), Rigoberto Paredes (Honduras), José María Zonta (Costa Rica), Carlos López (Guatemala)
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LUNES 30, A LAS 10 A.M... y 4 P.M.
FUSAGASUGÁ
Unidad Educativa Teodoro Ayala Villaveces
Unidad Educativa Carlos Lozano y Lozano

LECTURA DE POEMAS
Margarito Cuellar (México)
Alexis Romero (Venezuela)
Francisco Ruíz Udiel (Nicaragua)
Wolfgang Ratz (Austria)
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Poetas en el Festival de Bogotá
Adriano en cuatro momentos
Adriano González-León
Por Eduardo Liendo*

Momento 1: Es la noche de un lunes, en abril de 1979. (Sorprende constatar que es siglo pasado) En la confortable sobriedad burguesa de Calicanto, la casa de Antonia Palacios, un grupo de jóvenes escritores tenemos un encuentro con Adriano González León. Antonia, la narradora y poeta mayor por sus logros literarios, lo presenta con palabra apasionada.: "¡Adriano González León es más conocido que todos los que nos hallamos aquí reunidos! Por lo tanto está demás todo intento de presentación. Su novela "País Portátil", premio Biblioteca Breve, lo ha colocado en las primeras filas de la literatura latinoamericana. Para mi, Adriano González León, representa más, mucho más, del estupendo escritor que hoy nos visita. A pesar de la distancia de años que nos separa, lo he sentido siempre muy cercano. Nuestra comunicación data de una época de luchas, días que pasaban fugaces, agitados, llenos de inseguridad y sin embargo, creciendo en ellos una gran esperanza, la esperanza de un mundo mejor para el hombre. Ni él, ni yo, habíamos emprendido todavía, con firmeza, ese camino tan tortuoso, tan duro, tan lleno de escollos, como es el de asumir, con la totalidad del ser, nuestro destino de escritores." Después de hacer otras consideraciones significativas, Antonia concluyó aquella cálida presentación de Adriano.

Fue una experiencia sumamente grata el encuentro con ese creador de elocuencia deslumbrante y saberes variados y sustanciosos, muy especialmente en el rico espacio literario, (cierto que también el encuentro estuvo potenciado por otros escritores inteligentes que lo interrogaban e intercambiaban con él puntos de vista: María Elena Ramos, Alberto Guaura, Eleazar León, Carol Prunhuber, Sergio Dahbar, Yolanda Pantin, Vasco Szinetar, Blanca Strepponi, Miguel Márquez, Iliana Gómez, Gustavo Morales y quien esto evoca.) Las respuestas de Adriano, aunque improvisadas, fueron magistrales. Esa noche dijo: "La única tarea importante de un escritor es su tarea fundadora, porque no hay otra. No tiene en sus manos otra cosa, no tiene armada, no tiene poder deportivo, ni tiene poder económico. El único poder sería ese, la palabra que funda, que nombra las cosas y que con base en ese encuentro entre la espontaneidad y una armazón técnica que hay que tener, viene el milagro." Por supuesto, que su argumentación fue mucho más basta y ramificada, y la empobrece la simple trascripción de un fragmento de ese evento recogido en el Nº 5 de la revista Hojas de Calicanto. Pero le debo a Adriano y a la entrañable Antonia, la vivencia de esa noche magnífica.

Momento 2: Debió ser una mañana de no sé que día de 1993, cuando María Margarita de Herrera Luque, Adriano González León, Alexis Márquez Rodríguez y yo, nos reunimos en la sede de la editorial Grijalbo, en nuestra condición de integrantes del jurado del I Premio Internacional de Novela Francisco Herrera Luque con el propósito de definir la obra ganadora y redactar el veredicto. Después de un detenido intercambio de opiniones, acordamos por unanimidad conceder dicho premio a Los pecados sobre la mesa del escritor Adolfo Carreto, una novela de notorios logros, entre otros su tratamiento del erotismo. Advierto ahora que, no obstante, como suele ocurrir en nuestro país con obras literarias meritorias, pasó casi inadvertida.

De allí salí en compañía de Adriano y decidimos, como es de rigor en tales casos, almorzar juntos y tomar unos tragos, de modo que me volví a encandilar, no tanto con el licor, como con la conversación fulgurante de Adriano, pletórica de anécdotas y de humor. En un momento en que me contaba algo de su estadía en Italia me preguntó: ¿Eduardo tú has estado en Florencia? Y al escuchar mi tímida negativa, me dijo entusiasta: ­ ¡Qué vaina tan buena! tienes ya una buena razón para vivir... conocer Florencia. Al final tuvo la amabilidad de conducirme hasta la puerta del edificio donde vivo en su pequeño auto, pero antes de despedirnos me regaló un chiste que aún no he olvidado: Se trata de un muchacho que lleva un disfraz que tiene una capa con una gran Z, alguien que quiere comprobar lo obvio le pregunta: "De qué estás disfrazado?" Y el muchacho responde: ­ ¡De Zuperman !

Momento 3: Fue una noche, quizás de julio de 1994. (Sigue el siglo pasado.) En la Biblioteca Nacional quisimos celebrar la exitosa publicación de Viejo, otra estupenda novela de Adriano, yo entonces me desempeñaba como director de Extensión Cultural de esa Institución. Lamento ahora que no le dedicáramos a tan importante autor una de las excelentes exposiciones bibliográficas, hemerográficas, de manuscritos, fotografías y objetos; como las que por varios años realizó la Biblioteca Nacional para reconocer la vida y la obra de nuestros principales escritores, entre otros: Vicente Gerbasi, Juan Liscano, Juan David García Bacca, Ana Enriqueta Terán, Ida Gramko, Salvador Garmendia, Luis Beltrán Guerrero, Antonia Palacios, José Ramón Medina, (cuando todos los mencionados vivían y otros autores que en este instante olvido). A Adriano se le consideraba un escritor joven aún, independientemente de su prestigio. Aquella noche de agasajo tuve el agrado de pronunciar unas palabras de aprecio y admiración por el autor y de regocijo por la nueva novela cuya lectura disfruté. Entre los más entusiastas se notaban Luisa Barroso, fan de Adriano de toda la vida, Sael Ibáñez y Virginia Betancourt directora de la Biblioteca Nacional

Mis palabras fueron leídas, algo que no solía hacer, pensando en que no se me trastocara la memoria de modo inoportuno como al viejo personaje de la novela comentada, que en un momento dice: "escribir es la única manera de saber que estar viejo no es estar enfermo" La tierna ironía de la novela, el desenfado y el humor que el personaje principal ejerce contra si mismo, tiene momentos estelares, como el que a continuación transcribo: "Cuando llego por fin a la poceta no me sale nada. A veces sólo un chorrito. Sin violencia. Por eso disminuye sin control y algunas gotas me caen encima. Poco a poco se va formando la mancha amarillenta. A veces me dan ganas y digo, para qué ir, si no me sale nada. Entonces me aguanto. Pero las ganas siguen. Voy otra vez al baño... y nada. Regreso. Leo algo o escribo. Vuelven las ganas. Me digo: esta vez no voy. Y me dejo estar, porque, como antes, no vendrán los orines. Me dejo ir como si nada, confiado en que tampoco saldrá nada. Entonces me meo." A Adriano se le notaba feliz. El veterano ilusionista se había sacado de la manga otra carta ganadora. Al final brindamos con vino.

Momento 4: Es casi el mediodía del 10 de enero de 2003. Es otro siglo. Vine a despedir los restos mortales de Mary Ferrero. Le guardo una enorme gratitud. Fue ella, sin yo conocerla entonces, quien con mucha gentileza recibió el manuscrito de mi primera novela El Mago de la cara de vidrio (1973) siendo directora literaria de la editorial Monte Ávila. Al encontrarme con Adriano nos damos un abrazo, siento su afecto. "Mary te quería, y apreciaba mucho lo que has escrito"- me dijo. Ya lo sabía, pero me gustó escucharlo. Lo noté sereno. Lúcido. Entonces comentó en un tono de noble moderación: "Qué tragedia la mía, haber visto morir a mis dos mujeres todavía jóvenes, los dos grandes amores de mi vida. Qué destino el mío."

Como una cortesía especial, me comentó que estaba leyendo mi reciente novela El Round del olvido, y que lo leído hasta ese momento le agradaba mucho. Lo tomé como un valioso estímulo por tratarse de un maestro de nuestro idioma.
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*Narrador venezolano.
Publicado en la página web venezolana: http://www.ficcionbreve.org/ensayos/adria-el.htm

El reconocido narrador, poeta y ensayista, autor de País Portátil participa en XV Festival Internacional de Poesía de Bogotá Hoy lunes 30 a las 10 a.m. su lectura será en el Auditorio José Eustasio Rivera también en Corferias. El miércoles 02 de mayo, "Día de los colegios" estará a las 11 am en el Miguel de Cervantes Saavedra. El "Día de las universidades", el jueves 03 a las 11 am, su voz será escuchada en la Universidad Central en el Aula Múltiple. Ese mismo día, a las 6:30 p.m., el escenario será la Casa de Poesía Silva. El viernes 04 leerá en la Antonio Nariño en el Salón de Protocolo de la Alcaldía a las 11 a.m. en lo que se ha llamado "Día de las localidades". El sábado 05, "Día de las bibliotecas", estará en la Biblioteca Virgilio Barco a las 3 p.m. y a las 7 p.m en el Auditorio Principal de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño leerá junto con todos los poetas invitados en la clausura oficial del Festival. Culminará sus lecturas de poemas en Casa de Citas a las 8:30 pm del mismo día. Pero Adriano González León no sólo ofrecerá su poesía a la ciudad de Bogotá, también, dentro del marco del Festival, entregará sus reflexiones en las siguientes actividades: Charla Escritor que habla de sus fantasmas y de otros amigos en el Auditorio León de Greiff en Corferias (lunes 30, 4:30 p.m.), mesa redonda Narrativa y poesía: cómo va el pulso en el Auditorio José Eustasio Rivera en Corferias (martes 01, 12 m.), mesa redonda El legado de la poesía contemporánea de Centro América y el Caribe II en la Librería Luvina (miércoles 02, 7 p.m.) y la charla Alegría y misterio de la escritura en el Salón Oval del Edificio de Posgrados de la Universidad Nacional (viernes 04, 5 p.m.).
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Poesía y paranoia en Caracas
Wolfgang Ratz
Poeta Wolfang Ratz

La Casa de la Poesía Pérez Bonalde en Caracas organiza desde hace 11 años un festival donde participan poetas de todos los países, para un rico intercambio entre ellos y un público venezolano muy entusiasta y muy enterado de la poesía.

Este año participaron, por primera vez, poetas austríacos: Susanne Toth y yo. Otros invitados venían de Suecia, España, Italia, Francia, Eslovenia, Marruecos, Australia, Chile, Bolivia, México, Colombia, Paraguay, Uruguay y Cuba.

La capital de Venezuela tiene unos 5 millones de habitantes. Debido al boom del petróleo, el centro de la ciudad cuenta hoy con varios ejemplos espectaculares de arquitectura futurista y un sistema de metro modernísimo, pero también visité el hermoso centro histórico alrededor de la plaza Bolívar y el Jardín Botánico.

Es una típica ciudad latinoamericana, bullosa, alegre y, a veces, caótica. Lo más enervante de Caracas fue para mí esta obsesión con el aire acondicionado, vicio gringo muy generalizado en toda la región.

Del tema de la seguridad no puedo decir nada, pues en dos semanas no tuve ni una sola experiencia desagradable. Llegué con la paranoia normal para todo turista europeo, pero la amabilidad de los caraqueños disipó rápidamente mis temores.

Durante la Semana de la Poesía, también se sentía la fiebre política. Eran pocos días antes del plebiscito que la oposición había exigido para decidir sobre el futuro del presidente Chávez. Los participantes venezolanos del festival estaban muy divididos en cuestiones políticas, pero esto no influyó para nada en el respeto mutuo ni diminuyó el amor y la atención a la poesía.

El programa preparado por los organizadores (Santos López y la editora Carmen Verde) fue más que completo. De las 10 de la mañana hasta las 9 de la noche durante 6 días se ofrecieron recitales, talleres, y debates. Después siempre nos llevaban al bailadero "El maní es así" donde seguían más recitales, tabaco y ron hasta las 4 de la mañana.

Sin embargo cada noche para el recital principal en la sala congeladísima del Banco Corp Group, acudían más de 500 amantes de la poesía. Después de los recitales se nos acercaron los oyentes con sus comentarios y preguntas, una experiencia muy rica y sorprendente para un poeta centroeuropeo.

Me parece que el entusiasmo que se siente por la poesía en países como Venezuela y Colombia se debe entre otras cosas a que los temas y la forma de escribir de muchos poetas de aquella región están más cercanos a las emociones del ser humano, que hay más textos escritos no para una minoría iluminada y elitista sino para toda la gente capaz de sentir y pensar. La buena poesía es siempre leída por una minoría, de eso no cabe duda, pero la buena poesía no se dirige necesariamente de antemano a un círculo cerrado de eruditos.

Mi participación en la Semana de la Poesía era fruto de la publicación de mi poemario "El idioma de las hormigas" por la Colección Vitrales de Alejandría de la Editorial Clepsidra en Caracas. El contacto con Carmen Verde, la mujer admirable que dirige la editorial, lo establecieron los poetas venezolanos Enrique Moya y Santos López. Ellos también me ayudaron mucho con el libro, me ofrecieron sus consejos y Santos revisó conmigo la versión española línea por línea.

Al fin y al cabo yo no soy autor latinoamericano aunque a veces se me olvida. Mi idioma materno es el alemán, y es en alemán que escribo el 80 por ciento de mi poesía.

El libro se terminó de imprimir el mismo día para el cual estaba programado mi primer recital. Me puse algo nervioso, pero Carmen solamente me dijo "no te preocupes, Wolfgang" y dejé de preocuparme. "Just-in-time" a la venezolana ...

Santos también me había pedido dar una conferencia acerca del poeta austríaco expresionista Georg Trakl. Me sorprendió que este autor oscuro de vida profundamente trágica fuera tan popular entre los poetas venezolanos. De hecho muchos de ellos conocían su obra tan bien o mejor que yo. A mí me salvó mi subtítulo "Drogadicción y creación poética", un aspecto que interesó muchísimo.

Puedo decir que el encuentro con tantos autores de todos los confines del mundo fue para nosotros una experiencia única. Esta semana de amistad e intercambio más allá de geografías, corrientes y generaciones nos permitió vivir por siete días como en un mundo paralelo, un paraíso de poetas.

Lamentablemente en esta euforia es fácil olvidar los problemas sociales de una megaciudad como Caracas, donde la tercera parte de la población vive en los "ranchos" como allá le dicen a los barrios pobres.

Parece que en materia de alfabetización, educación y salud, el gobierno ha tomado algunas iniciativas prometedoras, pero naturalmente no es posible dar una opinión objetiva acerca de su trabajo después de una visita de apenas dos semanas.

Sin embargo, una forma muy positiva de conocer a los venezolanos mas allá de chavistas y antichavistas, pero también más allá de los clichés de reinas de belleza y rumberos profesionales, fue encontrarnos - como nosotros - con cientos de seres humanos contagiados por la fiebre de la poesía. Es cierto que los que escribimos lo hacemos, en primera instancia, para nosotros mismos. Pero sin la reacción de los demás nos falta el aire, se nos secan las raíces, las palabras. No creo en una poesía creada en el vacío.

Pienso que todos volvimos de Caracas físicamente agotados pero espiritualmente enriquecidos. Y le digo gracias a Caracas y a todos los que hicieron posible esta experiencia.

Viena, Noviembre 2004 http://www.elcautivo.org/041231/V4/Pag_V4.htm

Wolfganz Ratz. (Austriaco, nacido en Bilbao, Euskadi/España, 1959). Palabras leídas el 23 de noviembre de 2004 en el Instituto Austríaco para Latinoamérica en Viena por el poeta en el acto de presentación de El idioma de las hormigas (edición bilingüe. Caracas, Vitrales de Alejandría, 2004),. Poeta, traductor, pintor, dramaturgo, compositor es uno de los poetas invitados del XV Festival Internacional de Poesía de Bogotá. Leerá en el Auditorio José Asunción Silva (Corferias) junto con todos los poetas invitados y J.G. Cobo-Borda, poeta homenajeado en esta ocasión, hoy lunes 30 de Abril a las 10:00 am, el martes 01 de Mayo a las 11:00 am en el Auditorio José Eustasio Rivera (Corferias) y el miércoles 02 de Mayo en la Biblioteca Nacional a las 5 pm entre otros lugares.
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Lunes 30 de abril de 2007 — Cronopios Diario virtual para hombres y mujeres de palabra
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En la feria del libro de Bogotá
Evelio
Por Ignacio Ramírez, Director de Cronopios

Uno de los días en que palpé de verdad la felicidad que una noticia literaria producía entre los integrantes de esta familia universal y al tiempo díscola y neurótica que componemos los hombres y mujeres de palabra, fue el año pasado cuando Cronopios se adelantó a todo el mundo y —gracias a una amiga mexicana que estaba en Guadalajara— transmitió la noticia del nombre del ganador del premio de novela Tusquets 2006: el colombiano Evelio Rosero Diago, con Los ejércitos, que esta tarde a las 5 presentará Jorge Consuegra en la Sala Madre Josefa del Castillo de la XX Feria Internacional del libro de Bogotá.

En una entrevista publicada ayer por El Tiempo, Evelio reconfirma lo que ya me ha tocado palpar: detesta las entrevistas y creo que también a los críticos y los periodistas, los mensajeros del chisme que convierten todo en farándula y no tienen oficio, en otras palabras.

Varias veces fui rechazado por Evelio cuando intenté acercármele para hablar un poco de su literatura, para darle las gracias por haberme hecho feliz con su trabajo de polígrafo, porque se trata de uno de esos autores a quienes el talento y el oficio les han impuesto la tarea de oxigenar asfixias de lectores sin ponerse a pensar si están escribiendo para niños, jóvenes, adultos, blancos o negros, pobres o ricos y simplemente sueltan el ovillo de narrar y desatan el hilo con tal acierto que sus palabras van llegando preciso a quien correspondan, como las cartas que en los viejos pueblos no necesitaban dirección alguna en el sobre para llegar a sus destinatarios.

Evelio nunca quiso ser mi amigo, aunque no podía esquivarme porque yo ya lo era como lector: ¡amigo íntimo! La gente aún recuerda cuando yo reunía grupos en mi casa para leerles muerto de la risa y de la admiración el cuento de La pulga fiel, que Evelio había escrito dando pábulo al excelente buen humor mezclado con la solidaridad y la causa humana que palpita en sus textos.

Siempre me sacó el cuerpo... La última vez, bien lo recuerdo, fue cuando en aquella delirante jornada del retorno de la diáspora, con Guido Tamayo logramos convocar y traer a la mayoría de los escritores colombianos residentes en el exterior: yo grababa un especial de televisión con los escritores y le pedí un par de palabras para tenerlas al menos como testimonio de la presencia allí de alguien importante en la literatura colombiana en marcha.

Fue en el lugar de venta de libros de autores colombianos donde siempre monta vigilia y guardia Milcíades Arévalo, uno de los pocos verdaderos amigos que le conozco.

Me dijo simplemente ¡No! Y argumentó que no solía conceder reportajes, que le tenía aversión a los micrófonos y las cámaras. Respeto y comprendo ese tipo de razones, aunque confieso que pienso que le soy antipático aunque no sé por qué, pero entendí el mensaje y jamás volví a intentar ni siquiera compartir una palabra en plan de contertulio, al fin de cuentas lo que me interesa y me ha interesado siempre de los escritores es su obra. Lo demás son cosas de la vida, o cosa de ellos.

Un buen día reproduje en la sección Cuentistas colombianos, de Cronopios, un cuento de Evelio que encontré en la antología Cuentos sin cuenta, que había seleccionado Fabio Martínez. Entonces me escribió (¡vaya sorpresa!), contándome que lamentablemente ese texto había sido mal transcrito y en consecuencia yo había cometido un error por el cual aún pido disculpas. Eso pasa cuando uno no va directo a la fuente. Merecí el regaño.

Sigo leyendo cuanto públicamente produce Evelio Rosero. He escrito mucho acerca de su obra. No olvido mi gran sorpresa al recorrer admirado Juliana los mira, parte de la trilogía novelística Primera vez, donde también están: Mateo solo y El incendiado. Juliana se me reveló entonces como uno de los más audaces textos narrativos escritos hasta entonces en la literatura en general. Las razones que ya he explicado en otras ocasiones, me ocuparían páginas y páginas, pero lo que quiero hoy resaltar es la alta calidad de la obra eveliana, que viene desde hace muchos años porque el autor nació con el arte de narrar en su patrimonio vital. Igual El incendiado, donde hallé trama, poesía, lugares vivos de mi ciudad y al tiempo el mundo, atmósfera creada por un auténtico artífice de las palabras.

En fin… me pierdo. Escribo esta nota a las carreras. Esta tarde lanzarán Los ejércitos en la Feria del Libro y yo quisiera que todos los lectores le acompañásemos, aunque sea calladitos, porque Evelio no es solamente un gran escritor sino también un escritor atípico: lejos de la farándula, la ostentación, parafernalias tristes donde se parapetan muchos que no tienen oficio.

Y vuelvo: el día de solidaridad y felicidad más memorable para los escritores colombianos fue cuando se conoció la noticia de Evelio Premio Tusquets 2006. Los correos y los teléfonos de Cronopios guardan memoria de cómo los autores admiran, quieren y leen a Evelio, a quien hoy aplaudimos desde el silencio.

Jorge Consuegra, colega generoso, solidario y polipresente en donde quiera que la cultura sea noticia, será el encargado de hablarnos de la eveliana novela galardonada: Los ejércitos, que aún no he leído porque mis ojos últimamente se han ido apagando.

Los que están vivos y ardientes y luminosos son los ojos del corazón, que ven a Evelio con la luz que une a los seres humanos mediante las palabras.

A las 5 de la tarde (hora lorquiana) nos veremos o por lo menos nos presentiremos en la Sala Madre Josefa del Castillo.
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